Sentina

Sentina


Casa costumbrista( oleo)

domingo, 14 de septiembre de 2008

Iluminación del Alma

Sentimos y pensamos de vida
La realidad demediada, ora
El mundo y sus cosas, el infinito
Redondeando las lunas, el aire
Salando las aguas, el hombre y sus
Guerras sempiternas…
Ora el alma humana, ajena y
Tímida, briosa, encumbrada, impuesta
Que grita, escupe y susurra
Sus aires aléphicos: el arte
Por hacer parte de las cosas
Inmersas en las aguas del universo
Como un águila cayendo mortal herida
En picada hacia las rocas
El alma que existe si duele
Se diluye cuanto más manifiesta
Como si quisiera ser carne en el mundo
Y también morir con la muerte.

Iluminación de la duda superflua

¿Y qué si la noche no es obscura?
-Sino sutil y delicado teatro de luces-
¿Y qué si la línea recta es bifurcada
Serpenteando por un plano imposible?
¿Y qué si el viento esta estático
En un mundo vibrátil, ciertamente girando?
¿Y qué si el significado del absoluto
Se cifra en una lágrima amarga de paria?
Si las olas forman un mar eterno
Cambiantes, efímeras ellas
Si el polvo y la nada forman al viento
Si la sangre caliente se hace carne
Si un corazón abismado se quiebra
Bajando, cayendo, flirteando
Insufrible, a tocar el fondo no llega
Y quisiera decir lo mismo del alma…

miércoles, 10 de septiembre de 2008

¡Llueve!-Soneto

Todo es penetrado, el mudo tocado
Por una caricia de plata desde la pesadez
Sueños que no pudieron volar hasta lo alto
Ahora de guerra contra la tierra someten
Las gentes las calles los ruidos en un absorber intravenal
Todo es palpable y sonoro, en chillidos de parques y charcos
Se colapsa el cielo contra la tierra, y es tan hermoso.

Iluminación del vino y la luna

La luna callada, argenta
Subidera, locuaz regenta
Las humanas almas de prenda
Báquica y desbordada
Al frio lunar destino
Al febril beso del vino.
Nocturna, más si ardiente
No crepita, es tímida
Silenciosa y frágil vívida
Nocturna y ardiente
Se quema en su frío
Y yo de la vid hastío

Iluminación de la muerte

Angélico noble
Alado hermano
De digito macabro
Gesto austero
Los huesos forrados de carne
De poros
Inician su ascesis
Con creador tacto
Superior al mismísimo
De Dios imanado
Angélico noble
Alado hermano
Viejos en las calles
Invocan tu tacto
Cansados del aire viciado
De las sentinas terrenas
De los mares alzados
Y tú, misericordioso
Entronado en la caterva
Escupida por Dios
Les tocas… ¡ascesis a lo fúnebre!
Angélico noble
Alado hermano
Impertérrito, declino tu mano
Ni en la muerte hallare
Deseado, nocturno letargo
Arrastrado en mi sepulcro
El orbe vibrando y girando

martes, 9 de septiembre de 2008

Iluminación de la Espera

Las horas, los imperios, las glosas
Todas las lagrimas y congojas
Las líneas de las calles, la arbitrariedad del mundo
Todo fatiga como si esperara
Mientras el polvo sotierra
A que llegue un aedo alado
Con la primera palabra sacra
Explicando con la vida y la muerte
Que espera el hombre en la tierra

Iluminación de la peste

Los vientos testimonian muerte
Carestía, fervor al apagarse
Las lumbres estremecidas
Silban nuestros nombres
Previo al ahogo
Y nuestras vidas que sienten punzar
Sus corazones y gemir, lagrimas saladas
Calladas
Si pestíferas ráfagas enlazan
En acaso 11 silabas un rio
Donde nuestras vidas viven
Porque se ahogan…
Son presagios de este teatro callado
De un universo apostado
Aguardando la fatal noche

Iluminación de la Carcoma

La decepción entro abierta por las ventanas
Que olvide cerrar de un futuro insospechado
Oprobioso, sutil...el sino
Las ventanas clausuradas de polvo que no impidan
Dejar oír amedrentado un rezo
Hincado sobre la sombra de mi alma
Al desespero
Y la mañana rutilante no rompe el polvo, lo traspasa….
Versado en sus formas irregulares
Me halle postrado cuanto tiempo
Contemplando reflexivo sus galimatías
Enseñaban misterios
Orquestados de noche, de muerte, de tiniebla
Sepultados póstumos por su misma laya
De partículas de olvido, carcoma
Versado en sus formas irregulares
De oráculo caduco al nuevo día…….
Descubrí sus formas de ayer
Olvidadas bajo una nueva capa
Y su espesor me impedía ¡yo desesperado!
Ver mis pupilas reflejadas en ventanas….
Ojos, estrellas, bardos en llamas
Poetas felices, reminiscencias del futuro
El caos, un orden incomprendido
Anido en la flor más sucia un ave
Y pantanoso orbe ahogo su trino
Desplegando su gracia al nuevo cielo
Su canto fue un temblor,
La brisa el sobrevuelo.
La decepción, la nostalgia
El imposible sosiego

domingo, 7 de septiembre de 2008

Composición en negro intitulada "arte"

El arte, baladí ala
Digresión de parte
/ Del alma/
Rumora sacro al ser horro
Insinúa a la vida, su
/ Decoro/
Las estrellas fijadas en oleos
Divinamente humanizados
Maña, carmesí hado
La mano humanamente
/ Le engaña/
No siendo lumbre
Sino punto en este cuadro
/ De pesadumbre/
El arte, falsea la vida muerta
Sinuoso trazo hacedla arte
Estrella lejana muerta, aun
/ Crepitante/

Divagaciones en derredor de lo humano-fragmento

“LA INEXORABILIDAD”-DIVAGACIÓN PRIMERA
“Así todo se fue hilando de manera intensa y dolorosa para la familia; amargo el ver como la tía consumía sus días en accesos de blasfemias y sangre, postrada en una cama esperándola, siendo un punto en el infinito y dilatado espacio a la expectativa de que ella acompañara su camino hacia el estertor. Quizá tía no esperaba un acto de redención de parte de Mariana, ni un arrepentimiento sincero y abnegado con el cual irse feliz hacia el silencio expedito que es la muerte, todos estábamos seguros de que tía tan solo necesitaba su presencia cercana, una mirada... su escalera para salir de la sentina de esa cama ya sucia hacia mucho- desde que mariana recayó- , tía solo se empeñaba en seguir agonizante a la larga espera de verla entrar por la puerta….
La familia sintió de golpe toda esa tensión de tía –ya fundida en el silencio expedito, hermosa-, tensión de días y noches de angustia, tensión de dolor materno; quizá también miedo, miedo por estar ante la inexorabilidad de la tragedia, porque aquella irrupción era el cierre del circulo trágico de la realidad, donde el inicio y el fin son un mismo miedo que se siente ante la mole, hasta aquel instante ininteligible, que es el sino que nos arrastro; todos sentimos de golpe como el punto único del infinito se convertía en una hija prodiga entrando por la puerta de la funeraria; mamá no pudo disimular su odio hacia ella, luisa-mi hermana- su única amiga años atrás, la miraba con nostalgia y una sorpresa acaso cálida por saberla viva…así también, la familia entera hundida en el grave dolor de la muerte ajena, sintió al mirar a mariana un ligero escape- inclusive lo sentí por parte de la exánime- directo al odio por la hija ingrata. Yo solo pude ponerme nervioso, aún en la preponderancia de tener frialdad para percibir lo que ahora es materia literaria, la frialdad fue un rubor tibio que subió por el cuello y se instalo en el rostro. Aunque proverbialmente demacrada y con un oscura sombra en su mirada, me seguía pareciendo hermosa; su luto constaba de una escueto vestido rojo manchado y vejado irregularmente; el conjunto que constituía a mariana (la mariana de tía, la mariana que esperaban todos, la mariana que vimos por ultima ves antes de que se fuera de casa, mi mariana, la que entro) era un tristísimo testimonio de lo que fue su vida, elocuente en cuanto triste y cierto: una desgracia. La atención de la cámara se centro más que en la exánime, en aquella hija que nunca la visito en su agonía prolongada, pero puedo asegurar que mariana apenas si sintió todo el odio y el desprecio que emanaba de su propia familia. Recuerdo que entro casi arrebatada por la ebriedad, tambaleándose levemente en cada paso por esa sala triste, cuando dio vuelta y observo un imponente féretro negro coronado con el nombre de su madre en una cinta purpura, se llevo una mano a la boca, lanzo una queja inaudible y sus ojos rebosaron de lagrimas negras; temblaba, descompuesta temblaba y sus pasos menguaron vacilantes ante la proximidad de su madre; al llegar al vértice del féretro no pudo contenerse más: cayó de rodillas y lanzó un desgarrador lamento, y su vestido rojo ajado jugo con las rosas perpetuas y condolidas, cada punto del infinito moría, las rosas morían, yo moría, mariana moría aun mas vertiginosamente, su vestido moría, el silencio cortado por un lamento moría, todo era un mismo sentimiento de defunción….la familia en pleno lo sintió como propio, silenciosos en el solemne momento del encuentro…..
Y yo atento a guardar cada percepción no tuve opción que dolerme igualmente, conmovido…tía había muerto tras una dolorosa enfermedad, mariana estaba peor que nunca, no era tiempo para escribir líneas que morirán….Lo ulterior fue producto de las intensas emociones que cada quien se guardaba: mama respeto su dolor por unos pocos minutos, tal vez ella también lo sentía- me refiero a la extraña alegría del reencuentro mezclada con la lastima que yo experimente al ver a mariana hincada llorando sin consuelo-pero sus emociones agolpadas y exacerbadas por el dolor de hermana la llevó a cometer un acto poco noble ante la situación: mariana en el piso deshecha en lagrimas sufrió una lluvia de agravios y patadas por parte de mi madre que nadie quiso controlar y que me dieron una pena muy grande, una vergüenza intima….apenas le dolería un poco a mariana los golpes de mama, eran ínfimas quejas sin contundencia alguna; aletargada mariana en un dolor contenido por años, no creo que haya sentido dolor; al final mama fue postrándose ya sin fuerzas y dando pequeños golpes a una mariana desolada que la observo con mirada tristísima…se fundieron en un abrazo y el patetismo de la escena estuvo completo. Hubo un estúpido que aplaudió el abrazo, fui el primero en mirarle con odio puro para censurarle la grandísima pavada que hacia, aplaudía frente a una extinta dama que sufrió los rigores del cáncer tanto como el dolor de tener una hija disoluta y egoísta; el estulticio no tuvo más opción que callar y salir. Tras el salí yo, sin idea fija del motivo de la salida; mucha gente sale en los velatorios como huyendo de la muerte, como buscando de nuevo la realidad, las cámaras de velación tienen un aire grávido que solo pueden respirar prolongadamente los dolientes mas golpeados...y los muertos…..pero yo necesitaba ordenar aquella experiencia, las cosas ,las ideas, los símbolos, los sentimientos , las sensaciones y por supuesto las interpretaciones se apilaban en una cabeza enamorada, ya por ello inhabilitada; los jóvenes necesitamos salir en los velatorios porque no soportamos el aire grávido de la muerte, se nos presenta tan lejana aquella realidad que viene siendo la única, la muerte, pero insensatos e irreverentes huimos a la calle y su realidad de aires vagos; cuando el cigarrillo se extinguía casi, mariana salía corriendo del lugar.
De nuevo el grávido aire, el luto y la muerte, las caras viejas y escurridas llorando y las jóvenes más atrás guardando reverencial y prudente silencio, una que otra visita al rostro de tía, la noche y las rosas que se saben como próximas a morir.”
Augusto leyó aquella curiosa redacción sobre la muerte en otro funeral. La había escrito el sobrino de la finada Berenice Valencia a propósito de lo ocurrido en la noche de su velorio; tenía una vaga hermosura lirica, quizá por el furtivo miedo a la muerte y a la inexorabilidad; pero le parecía que los hechos se veían acentuados, exagerados y deformados a pulso de figuras retoricas; los hechos podrían ser menos graves que los narrados, o bien, menos sentidos y significativos en cuanto a que se configuraba con demasiadas suposiciones y metáforas; se preguntaba si las flores de la señora Berenice Valencia no serían las mismas del funeral que tenia en frente, flores que en todo caso no han muerto, o si el vestido seguiría vejado, si iría a una lavandería, un motel, a la basura… vestido que no ha muerto . Era de concederle al autor el hecho de que lo escribió en una sola tirada, no tenia corrección alguna, Augusto lo recibió temprano en la mañana del martes mientras un coche fúnebre con una cinta purpura se dirigía al cementerio; ponerlo en consideración o desecharlo, estaba ante esta disyuntiva cuando irrumpía su autor totalmente descompuesto, ataviado con un luto que parecía ya su muda casual, pero extrañamente descompuesto; se dirigía directamente hacia el lugar que ocupaba Augusto, mientras este con una mirada atónita lo recibió pensando en la impertinencia que era el hablar de trabajo en un acto piadoso-
-Estás frente a la protagonista
-¿cómo dices?
-Mariana se suicido, se suicido, se ha suicidado….
L a cinta púrpura rezaba: Mariana Villa V.

“LA INEXORABILIDAD”-DIVAGACIÓN SEGUNDA
Mariana ella, la disoluta, la perdida……
Su mente estaba vacía de recuerdos, de un pasado inmediato y efímero estaba constituida su mente. Si caminara por la misma calle que lo hace ahora y encontrara a su madre, a su tía, a Luisa o a cualquier rostro que formo su pasado, seguramente seguiría de largo como ahora lo hace a paso vacilante y perdido. En aquel plano de la posibilidad que no fue, su madre, su tía, Luisa o cualquier otro rostro que formo su pasado seguramente retrocedería sobre sus pasos y la encararía, le reprendería con algunas palabras sutiles y luego le abrazaría y llenaría de besos, pero en aquel plano como en este Mariana no los conoce, no conoce el mundo inmediato lleno de formas y valores, ni al sol que estalla y crepita allá arriba, ni la luna que lo secunda, ni los vastos mares como letras que se han escrito, no conoce al espacio ni al tiempo, no conoce sino a una realidad de formas ondulantes que deforman los objetos frente a ella y que se acercan peligrosamente hacia su cuerpo mientras ella intenta gritar y cuando lo logra hacer se percata de que es un grito ondulante como aquella realidad y que siente una opresión en el pecho insoportable e intensa como la velocidad de las ondulaciones de la realidad, de ella misma…..
Camina sin saber si la línea, ella como es sucesión de puntos sobre el espacio, es perfectamente recta en realidad o si es como ella la ve, serpenteante, caprichosa y difundiéndose con todo hasta volverse hacia ella y oprimir el pecho acongojado y triste…su madre a muerto, ¡su madre! Su recuerdo vuelve acompañado del pasado que se fue para siempre como ella ¿dónde está el pasado? ¿quien lo tragó?... jamás podrá decirle que la olvido a fuerza de querer sufrir, su madre, ella hermosa, esta fundida en el silencio, es el silencio, y duele su muerte porque no oirá de su boca dulce, de la carne de su carne, que la realidad ondulante la asusta…..
Mariana ella, la disoluta, la perdida…se hallo ahorcada en un semáforo. En los bolsillos de su vestido rojo vejado 3 papeles: una prueba de embarazo positiva, una prueba de VIH igualmente positiva….la carta de Luisa que decía que mamá había muerto, Mariana ella, la expiada, la hallada.
GERMÁN PARRADO/año 2008

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Bogotá D.C, Colombia
Sentina de Arte, estertores y elegíacas emanaciones de la contemporaneidad